Artículo de Pepe Álvarez, Secretario General de UGT, publicado en el blog Valor Sindical
Joe Biden ha tomado posesión de su nuevo cargo como presidente de los Estados Unidos de América hoy, 20 de enero, tras su victoria electoral el 3 de noviembre de 2020. La entrada en la Casa Blanca de este nuevo inquilino supone un evidente alivio institucional en Estados Unidos ante la salida de Donald Trump. El anterior presidente provocó un intento de golpe contra el Capitolio y contra la democracia de este país. Un golpe que tuvo su origen en la deslegitimación política de Trump al no reconocer los resultados electorales.
En este sentido, quiero recordar la importancia que han tenido en estas elecciones los servicios públicos, en especial el de Correos. Jugaron un papel esencial en que pudiera votar el máximo número de personas en un momento sanitario crítico en la pandemia. Y lo hicieron, además, luchando contra las amenazas de privatización de Trump y ante un ataque por su parte sin precedentes durante todo el proceso electoral. Frente a estas intimidaciones, los trabajadores y los sindicatos de este sector han jugado un rol transcendental en la participación ciudadana garantizando el correcto funcionamiento del voto por correo.
Una buena noticia para los trabajadores
Del mismo modo, la salida del antiguo mandatario ha supuesto un alivio sindical. Así lo ha reconocido el presidente de la AFL-CIO, Richard Trumka, con quien estuve reunido en Brasil cuando acudimos a visitar a Lula Da Silva y defender su justa causa. El líder de la mayor central sindical norteamericana ha manifestado tajantemente que “los trabajadores de todas las tendencias políticas creemos que Trump es una amenaza para nuestras vidas, medios de subsistencia y nuestra democracia”. De igual manera, ha criticado la “tremenda negligencia de la Administración Trump, desde el primer día en el cargo, para garantizar la seguridad de los trabajadores en sus puestos laborales”.
Esperemos y exigiremos que el nuevo presidente mejore las condiciones laborales de su país y participe junto al resto de Estados en el desarrollo de medidas justas que impulsen internacionalmente los derechos humanos y la dignidad laboral de los trabajadores y trabajadoras.