“El estancamiento de los salarios sigue caracterizando la economía mundial en su conjunto” según afirma la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en las conclusiones de su Informe Mundial sobre Salarios 2016/2017 y eso tiene consecuencias sociales y económicas. Pero, ¿qué pasa con los salarios?, ¿por qué su estancamiento es un fenómeno mundial? Las respuestas a estas preguntas son diferentes en función de los intereses y convicciones ideológicas, pero ya es un avance que haya unanimidad en que los salarios no suben, y que ese estancamiento es un problema para los trabajadores y trabajadoras, y para la evolución del conjunto de la economía. Es la propia OIT la que, en el documento ya citado, afirma que “es importante coordinar las políticas a escala mundial para evitar la aplicación de políticas de moderación salarial en demasiados países al mismo tiempo, o recortes salariales con fines competitivos para aumentar las exportaciones, pues cualquiera de las dos opciones podría ocasionar una caída de la demanda agregada regional o mundial y la deflación”.
España no es ajena a este fenómeno; más bien al contrario, lo estamos sufriendo con más intensidad si cabe que en otras zonas de nuestro entorno. Según el informe Perspectiva de Empleo de la OCDE 2018, publicado el pasado julio, “el crecimiento de los salarios reales [en España] ha sido negativo desde el 2016”, y la causa está en “la importante y creciente parte de trabajadores en empleos mal pagados o a tiempo parcial involuntario”. La pobreza es una fuente de inquietud en nuestro país, se afirma en otra parte del informe, ya que “la proporción de personas en edad de trabajar que vive con menos del 50% del ingreso mediano es del 15.9%, la segunda más alta de la OCDE, sólo levente inferior a Grecia”.
“Bajos salarios son consecuencia de precariedad laboral, y la precariedad tiene su origen en decisiones políticas adoptadas por los Gobiernos”
Bajos salarios son consecuencia de precariedad laboral, y la precariedad tiene su origen en decisiones políticas adoptadas por los Gobiernos, de Europa y otras zonas del mundo, que decidieron afrontar la última gran crisis sacrificando los recursos, el empleo, las condiciones de trabajo y los sistemas de protección social de los trabajadores y trabajadoras.
Las organizaciones sindicales, internacionales y nacionales, hemos venido alertando de las consecuencias -en términos de empobrecimiento colectivo de los trabajadores- que tendrían las políticas de ajuste, la descapitalización de las clases medias y trabajadoras ha sido una estrategia favorecida por el neoliberalismo, aprovechada por un sistema financiero sin reglas ni responsabilidades, y consentida por unos estados nacionales que tomaron decisiones erróneas.
Ahora no sirve de nada decir que teníamos razón. Ahora hay que darle la vuelta a la situación, recuperar el poder adquisitivo de los salarios, redistribuir la riqueza. Es un tema clave para el devenir de nuestra sociedad, y por eso es nuestro tema de debate.
