Artículo de opinión de Pepe Álvarez en «Expansión»
Desde mediados del año pasado y en lo que vamos sabiendo de este, se confirma que la economla mundial está aflojando el paso, y España se defiende aparentemente mejor que, por ejemplo, los grandes países de la zona euro. La década de crisis y la recuperación en curso han dejado un balance muy desigual en España, especialmente para los trabajadores. El PIB está por encima del de 2008, pero las cifras de paro siguen siendo todavía considerablemente más altas que antes de la crisis, y además la mitad de los desempleados se encuentran sin ningún tipo de prestación
Bien es verdad que la economía española crea empleo, sin embargo se trata de un empleo temporal y precarlzado.Los contratos temporales han visto reducida su duración media, donde 1 de cada cuatro contratos dura menos de una semana. Pero hay más aspectos donde lar ecuperación ha sido desigual.
Si hablamos del rendimiento del empleo, es decir, de los salarios, todo Io bueno que ha podido ocurrir con ellos se debe casi en exclusiva a que hay más trabajadores cobrando.
Eso ha sido todo, porque mientras que los beneficios empresarlales prácticamente se mantenían durante la crisis, subian los salarios de los altos directivos y las altas remuneraciones de los consejeros, los salarios reales en Espafia han descendido en el mismo periodo (aproximadamente un 3% de 2009 a 2018). Se han observado descensos de salarios reales hasta en años donde la economía crecía cerca del 3%. Y no solo esto, sino que los salarios, durante el mismo periodo, han crecido también por debajo de la productividad. Esta manera de comportarse a escala macroeconómica hace que el consumo de los hogares esté creciendo a costa de disminuir mucho su capacidad de ahorro. Hoy un hogar medio en España ahorra un 40% respecto a 2008, aproximadamente 350 euros menos al año.
Estas dos tendencias producen que hoy, tanto en España como en el resto de países desarrollados hablemos de «pobreza laboral», mientras asistimos atónitos al aumento de los beneficios empresariales. Este proceso de recuperación desigual se completa cuando se observa lo que ha pasado con los impuestos y los gastos públicos.
Ya durante la crisis se produjeron importantes recortes que afectaron a la inversión y los servicios públicos, pero este no es el principal asunto en cuanto auna recuperación desigual, Io son los impuestos. Debido a las medidas adoptadas durante la crisis y a cosas que ya existían en nuestro sistema fiscal, hoy la recaudación fiscal que proviene de las familias ha aumentado un 20% respecto a 2007 mientras que la que proviene de las empresas ha disminuido un 25%. Asi es difícil redistribuir. Ante esta situación, desde UGT creemos que una de las principales medidas deber/a pasar por un plan de choque por el empleo, un cambio e modelo productivo, la derogación de las reformas laborales y devolver a la negociación colectiva el poder que se le quitó en las reformas durante la crisis.
Por supuesto abogamos por unas subidas salariales mayores que las observadas, que permitan recuperar el poder adquisitivo perdido durante la crisis, y además porque el contexto de la inflación lo permite. También pensamos que los salarios más bajos deberian subir más y que, tal como se acordó en el IV AENC, la CEOE debe cumplir sus compromisos y aumentar el Salario Minimo en convenio hasta los 1.000 euros al mes a partir del 1 de enero de 2020.
Una buena distribución entre beneficios y salarios da margen a que los trabajadores puedan consumir y ahorrar, a que las empresas puedan invertir, y a que el sistema fiscal pueda recaudar y distribuir. Además, esta fórmula permitiría asegurar las pensiones presentes y futuras. También un mercado laboral de calidad proporciona proyecto de vida razonables a sus ciudadanos,que se traduce con claridad en sociedades estables polltica y económicamente.