Artículo de Carmen Castilla, Secretaria General de UGT-Andalucía, y José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, publicado en la Revista Temas
El impacto de la pandemia por la Covid-19 ha sido y es de enorme magnitud. Sus consecuencias aún no han acabado y la dimensión real de la pandemia solo se podrá calibrar hasta que se pueda dar por finalizada la vigencia de la declaración de pandemia, bien sea porque se encuentre un tratamiento eficaz o una vacuna efectiva o por ambas cosas. Será necesario solventar todos los daños colaterales que se han producido y se están produciendo en la salud de muchas personas, como consecuencia de la paralización total o casi absoluta de las actividades programadas de la sanidad, para priorizar la asistencia sanitaria a los miles de personas que se han visto afectadas por la Covid-19.
Es por eso que, al estar aún bajo el impacto de la pandemia y sabiendo que es previsible que aún haya que seguir priorizando al menos parte de las actividades del sistema sanitario a los desafíos que ofrece la pandemia por la Covid-19, reflexionar sobre los retos de la sanidad en general y de la política de recursos humanos en particular es un ejercicio imprescindible, a la par que difícil y complejo.
Los profesionales del Sistema Nacional de Salud son uno de los elementos fundamentales para entender los niveles de calidad asistencial que se han alcanzado en los últimos años; además, son un potencial indiscutible para su mejora y para la mejora de la eficiencia y la efectividad de cualquier estrategia sanitaria. La pandemia ha generado la necesidad de reconstruir la sanidad pública ya que al deterioro sufrido en los años de crisis económica (en especial tras la aplicación del Real Decreto Ley 16/2012), se ha unido un desgaste y un impacto sanitario sin precedentes.
Es poco discutible que un requisito para la mejora y la reconstrucción del Sistema Nacional de Salud se refiere al desarrollo de una adecuada política de recursos humanos que sea capaz de atender todas las necesidades detectadas desde hace tiempo y agravadas por las consecuencias de la pandemia. Estamos seguros que este es un asunto de enorme relevancia y que requiere un amplio acuerdo político, profesional y sindical para afrontarlo con una perspectiva estratégica y un horizonte de medidas a corto, medio y largo plazo.
Recursos humanos
En materia de recursos humanos queremos señalar que nuestra sanidad requiere más profesionales, más profesiones y más competencias profesionales en el marco de una mejora de los espacios de colaboración y cooperación inter-profesionales.
Más allá de las lógicas competencias de las CC.AA., hay elementos comunes al conjunto del Sistema Nacional de Salud que requieren una planificación concertada entre todos para asegurar así elementos de calidad y equidad en todo el sistema.
Nos referimos en especial a cuestiones como las siguientes:
a) La necesidad de disponer de forma permanente de una planificación estratégica de necesidades de profesionales para asegurar la formación en número suficiente y en contenidos por parte de la Universidad.
b) También sobre la definición de indicadores para una asignación de profesionales en los servicios con criterios de necesidad comunes, trabajando así por la equidad desde un enfoque de planificación.
c) La articulación de una política retributiva que incorpore la necesaria mejora de las retribuciones y la incorporación de mecanismos capaces de reconocer adecuadamente la contribución en los objetivos de salud de los pacientes.
d) El desarrollo de una verdadera carrera profesional y una carrera investigadora coherente con el modelo de servicio sanitario excelente al que debemos aspirar.
e) La aplicación de una estrategia para el retorno del talento que permita el regreso de los miles de profesionales sanitarios asistenciales e investigadores que salieron al extranjero (sobre todo personas jóvenes).
f) La definición de los elementos comunes que permitan asegurar que se acaba con la precariedad laboral y se ofrece la estabilidad de las plantillas acordando los procedimientos adecuados para las ofertas públicas de empleo y los traslados de manera periódica y permanente.
Los profesionales sanitarios necesitan con urgencia comprobar que los aplausos en los balcones se traducen en reconocimiento a sus demandas tradicionales.
Es esencial potenciar la profesión enfermera, abordando la definición de la enfermería de práctica avanzada, con el respaldo normativo y de formación correspondiente. También pueden contribuir a mejorar la accesibilidad y la gestión de la demanda en la atención primaria
En nuestra opinión, un capítulo esencial debe ser la potenciación de la profesión enfermera y, en este capítulo, consideramos que habrá que abordar con prioridad la ampliación de competencias de las enfermeras y enfermeros en el SNS.
Para ello conviene abordar la definición de la enfermería de práctica avanzada, con el respaldo normativo y de formación correspondiente. El mejor ejemplo son las enfermeras gestoras de casos para mejorar la continuidad asistencial y la coordinación de la atención de pacientes crónicos complejos y otras poblaciones frágiles.
Además de la gestión de casos, hay otros roles también con efectividad probada, como las enfermeras de práctica avanzada en cuidados oncológicos o las enfermeras que hacen clasificación avanzada en urgencias y emergencias y gestionan la demanda leve.
La enfermería puede actuar también contribuyendo a mejorar la accesibilidad y la gestión de la demanda en primaria, bien como otra puerta de entrada a los centros de salud, además del médico, para según qué procesos (procesos agudos leves bajo protocolo, por ejemplo), o bien apostando por una atención inicial por enfermeras.
Fortalecer la atención domiciliaria y comunitaria así como la incorporación efectiva de la farmacia comunitaria y los profesionales farmacéuticos como parte de la atención primaria es una línea de desarrollo en materia de recursos humanos que puede ayudar a mejorar la calidad asistencial de manera relevante para el apoyo y la colaboración con el resto de profesionales de este nivel asistencial en todas las actividades relativas al uso racional de los medicamentos, el seguimiento farmacoterapéutico, la adherencia a los tratamientos y otros programas de salud en los que el trabajo en equipo puede ampliar y potenciar el alcance de sus objetivos.
Muchos son los espacios de mejora que deben contemplarse en materia de recursos humanos en salud. Todos los citados y otros relativos a nuevos roles que surgirán por la digitalización y la evolución de la inteligencia artificial aplicada a las actividades asistenciales requieren una enorme capacidad de anticipación y liderazgo en el que las autoridades sanitarias, las organizaciones profesionales y los sindicatos tendrán que trabajar con inteligencia y generosidad para hacer posible el mejor Sistema Nacional de Salud.
