Me confinan a mis hijos y, ¿ahora qué hacemos? Ese es un problema al que lamentablemente se enfrentan muchas familias trabajadoras. Es una preocupación general, pero más para las familias monoparentales, un 82% integradas por mujeres.
El Gobierno puede tener respuesta a esto: tenemos el Plan MeCuida, ahora recientemente prorrogado, pero, ¿me cuida? Voy a responder con otra pregunta: ¿qué hago si mi salario me alcanza a duras penas para llegar a fin de mes? Todavía llegará menos si pido una reducción de jornada para cuidar de mi familia.
Nosotros lo hemos dicho por activa y por pasiva. El Plan MeCuida no es suficiente.
Formó parte de las medidas de conciliación aprobadas al inicio de la declaración del estado de alarma para evitar la transmisión comunitaria del Covid-19, en situaciones como el cierre de colegios o centros de mayores. Alivió una situación complicada, en un periodo de tiempo muy difícil para todas y todos. Permitió que las personas trabajadoras se ausentaran del trabajo para encargarse de menores, personas con discapacidad y de familiares hasta el segundo grado, que por razones de edad, accidente o enfermedad requirieran un cuidado personal y directo.
Han sido mujeres la mayoría de las personas que solicitaron la reducción especial de jornada durante casi seis meses, con la consiguiente pérdida de salario.
El plan contempla otras opciones, como el derecho de adaptación del horario, que incluye la posibilidad de trabajar a distancia, pero no son compatibles con las necesidades de atención y cuidado directo de menores, personas con discapacidad y personas mayores dependientes.
Estamos en un momento muy distinto del estado de alarma, en una etapa de nueva normalidad, con actividad laboral y escolar presencial, con protocolos sanitarios que pueden obligar a confinar en los hogares a las personas dependientes, menores, mayores, personas con discapacidad, que precisan atención de una persona que tiene que trabajar y que tendría que ausentarse de su trabajo, y esto no es posible.
La mayor parte de los sectores y ocupaciones feminizadas, como son las trabajadoras de los servicios de salud, cuidado de personas, el comercio, limpieza, etc., son puestos de trabajo ocupados mayoritariamente por mujeres, y el desempeño del mismo es de forma presencial.
Está claro que el Plan MeCuida hay que reformularlo Es decir, adoptar de forma consensuada nuevas medidas, como un permiso retribuido temporal, a cargo de un fondo de compensación que garantice los derechos de conciliación para las personas trabajadoras ante los posibles escenarios de cierres de colegios o de un centro de mayores o la suspensión de actividad lectiva de forma presencial que permita cumplir con sus deberes de cuidado pero sin la merma o pérdida de salarios.
Pero, desde UGT pensamos que hay que ir más allá, lo ocurrido tiene que hacernos pensar no solo durante el Covid-19, sino a medio y largo plazo.
Esta situación obliga y compromete a repensar la política de cuidados de este país. Hay que aumentar la inversión en esta materia, los servicios públicos para la atención a personas dependientes y la protección social en relación a dichos cuidados.
Además, hay que ampliar la oferta de servicios de escuelas infantiles de 0 a 3 años y de cuidados de larga duración accesibles y asequibles; dotar de más inversión pública y retomar el sentido inicial de la Ley de Atención a la Dependencia y dignificar las condiciones de empleo y protección social que realizan las personas empleadas bajo la relación laboral especial de ayuda a domicilio.
Ahora tenemos la oportunidad de reconstruir el país no sólo económica, sino socialmente, fortalecer sus pilares, y uno fundamental es la protección social y la política de cuidados.