Trump y Netanyahu

La palingenesia de la extrema derecha y del Estado de Israel

Artículo de David Lerín, politólogo y colaborador de la Comisión Ejecutiva Confederal de UGT, publicado en Público

Desde la Ciencia Política podemos emplear el concepto de palingenesia para referirnos a una cualidad propia del ultranacionalismo tradicional de las formaciones de extrema derecha. El politólogo británico Roger Griffin usa por primera vez en 1991 el término palingenesia para referirse a una característica del nacionalismo propio del fascismo y que podemos extrapolar a su heredera actual, la nueva extrema derecha o derecha radical populista.

El concepto ultranacionalismo palingenésico deviene del deseo de reencarnación nacional o nuevo nacimiento de un pasado glorioso mitificado. Resucitar o resurgir o regenerar ese hito histórico utópico es un elemento básico en la construcción de su teoría y praxis política. Dicha reencarnación nacional era necesaria, según el fascismo, para superar la decadencia en la que se había sumido la nación. De esta forma, Griffin define el fascismo como «una ideología política cuyo núcleo mítico entre sus distintas permutaciones radica en que es una forma palingenésica de ultranacionalismo populista» [1].

Para el profesor británico el mito palingenésico critica la modernidad y representa un regreso a una Edad de Oro en la historia del país, y para conseguir el renacimiento de la nación del declive, oscuridad, ocaso, ruina, muerte, crepúsculo o destrucción en la que estaba sumida. Todos estos términos son usados para definir el estado de descomposición de la nación. Aunque este concepto puede ser propio de cualquier ideología, el fascismo es la única que se centra fuertemente en el precepto mítico, con la reencarnación de un líder carismático y legendario, como superador del derrumbe social. De esta forma, el fascismo llama a una reconstrucción mítica nacional de base normalmente imperialista: el fascismo italiano del Imperio romano; el Tercer Reich de Hitler del Sacro Imperio Romano Germánico (primer Reich) y del Imperio alemán (segundo Reich); el falangismo y el franquismo del imperialismo español, etc.

La nueva extrema derecha o derecha radical populista se intenta diferenciar del fascismo tradicional en algunos elementos. El mito palingenésico suele ser más implícito y, por tanto, menos concreto y explícito. Sin embargo, estas formaciones políticas siguen bebiendo de hechos heroicos[2] históricos o legendarios, lo que se puede constatar de forma evidente en Vox (El Cid, Reconquista, Conquista de América, Blas de Lezo, etc).

El Estado de Israel, desde su origen contemporáneo, ha profesado un claro nacionalismo palingenésico. Veamos algunos pensadores defensores de esta cosmovisión. Ya Flavio Josefo[3], historiador del siglo I y II y líder de una insurrección contra el imperio Romano, utilizó este concepto aludiendo a la restauración nacional del pueblo judío. En el siglo XIX, el periodista húngaro Theodor Herzl, padre del sionismo, propone que la solución al «problema judío» es la instauración de un Estado independiente y soberano para todos los judíos del mundo para solucionar la persecución histórica sufrida y por tanto volver a renacer la Tierra Prometida. En su obra, Der Judenstaat, El Estado Judío, dudará sobre el establecimiento en Palestina o Argentina de este Estado, deteniéndose más en la primera de las dos, al ser ésta la nación referencial histórica del pueblo judío:

«Palestina es nuestra inolvidable patria histórica. Su solo nombre sería, para nuestro pueblo, un llamado poderosamente conmovedor. Si S.M. el Sultán nos diera Palestina, podríamos comprometernos a regularizar las finanzas de Turquía. Para Europa formaríamos allí un baluarte contra el Asia;(…) Esta guardia de honor sería el gran símbolo para la solución del problema judío, después de dieciocho siglos, llenos de sufrimiento para nosotros». [4]

Otro líder e intelectual que sentó las bases del sionismo, Max Nordau, afirmaba que Palestina era la «herencia legal e histórica» de la nación judía, reclamaba el derecho de los judíos a poseer la tierra de sus antepasados «que les fue robada hace 1900 años por los agresores romanos» y alegaba que los árabes palestinos solo tenían «derechos de posesión».[5]

Basado en estos principios en 1948, se construyó en Palestina el Estado de Israel, tras la salida del Mandato británico, expulsando a la comunidad árabe palestina que lo habitaba, lo que se conoce como Nakba, o Catástrofe, que supuso un éxodo masivo de cientos de miles[6] de palestinos que perdieron sus casas y medios de vida, quedando para siempre como «refugiados apátridas».

En el sionismo y en el Estado de Israel, por tanto, se ven síntesis evidentes de nacionalismo palingenésico. La reivindicación de esa «patria histórica y legendaria», de ese reino de reencarnación del Reino de David, de esta Tierra Prometida, todavía la vemos reflejada en pronunciamientos del actual Primer Ministro Israelí, Benjamin Netanyahu:

«En Jerusalén, el rey David estableció Jerusalén como capital hace 3.000 años (…) El Rey Salomón más tarde construyó el Templo, y más de 2.000 años después escuchamos la oración <<El Monte del Templo está en nuestras manos>>. Estamos aquí en Jerusalén, y estamos aquí para quedarnos (…) Jerusalén ha sido la capital de Israel durante 3.000 años».[7]

La construcción de teorías políticas basadas en mitos ultranacionalistas palingenésicos es un grave error que puede justificar actuaciones irracionales y fanáticas, ya que contra los mitos es difícil argumentar. La palingenesia construye ficciones mitológicas que pueden hacer creer a la ciudadanía que un determinado territorio pertenece por historia a una determinada etnia, justificando así el uso exclusivo del mismo y la expulsión o eliminación de etnias «ajenas» a ella.

[1] Ver Griffin, Roger (1991) The Nature of Fascism, Nueva York, Routledge. P.26. Véase también Grifffin, Roger (2010): Modernismo y fascismo. La sensación de comienzo bajo Mussolini y Hitler, Madrid, Akal.

[2] El Frente Nacional Francés se moviliza cada primero de mayo reivindicado a Juana de Arco. http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_1963000/1963043.stm y http://www.elmundo.es/internacional/2016/05/09/572f6614268e3ee7128b461e.html Accedido el 17 de Mayo de 2021.

[3] Ver la biografía de Mireille Hadas-Lebel (2009). Flavio Josefo. El judío de Roma. Herder

[4] Theodor Herzl (1896, edición de 1960) El Estado Judío (Der Judenstaat). Jerusalén. Sociedad Sionista Argentina.

[5] Yosef Gorny, Zionism and the Arabs. 1882-1948, Oxford: Clarendon Press, 1987, p. 157.

[6] UNRWA (La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo) estima la cifra de 711.000 árabes refugiados tras el Nabka (según las tarjetas de racionamiento otorgadas por cuestiones humanitarias por esta organización), hoy la cifra alcanza los 5,4 millones de personas según la misma fuente. https://www.unrwa.es/documentacion/estadisticas/item/212-mas-de-5-millones-de-refugiados-de-palestina-representan-a-la-mayor-poblacion-de-refugiados-en-el-mundo. Consultado el 18 de mayo de 2021.

[7] Declaración de Benjamín Netanyahu en la inauguración de la nueva embajada de Estados Unidos en Jerusalén. https://israelnoticias.com/embajada/embajada-estados-unidos-jerusalem. Consultado el 19 de Mayo 2021.

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