José Carlos Díez, Profesor de Economía en la Universidad de Alcalá de Henares
El próximo martes 1 de octubre participaré en un debate organizado por UGT en su sede de Avenida de América sobre salarios y distribución de la renta. Se cumplen diez años de la quiebra de Lehman Brother y de la peor crisis económica en España en ochenta años, en la que uno de cada cinco trabajadores perdieron su empleo.
Tras sucesivos errores de política económica en Europa el BCE ha replicado lo que hizo la Reserva Federal bajando los tipos al 0% y comprando deuda para estabilizar los mercados y frenar la restricción de crédito que fue la principal causa de destrucción de empleo y de bajada de salarios en nuestro país. Las empresas endeudadas vieron como muchos bancos con problema de solvencia no les podían renovar sus pólizas de créditos y muchas tuvieron que cerrar. Y las que consiguieron renovar sus créditos lo hicieron a tipos de interés mucho más altos ya que los bancos también tenían que pagar tipos mayores por sus depósitos, pero sobre todo por sus emisiones de bonos en los mercados afectadas por el aumento de las primas de riesgo.
“El aumento de los costes financieros mete a muchas empresas en pérdidas e intensifica el ajuste de los costes salariales. Y el ajuste puede ser en empleo o en salarios”
Toda crisis supone una contracción del consumo que reducen los ingresos y los beneficios de las empresas. Pero si le sumas un grave crisis financiera el aumento de los costes financieros mete a muchas empresas en pérdidas e intensifica el ajuste de los costes salariales. Y el ajuste puede ser en empleo o en salarios.
Hoy la economía española crece y la tasa de paro se reduce. En 2007 se inició la construcción de 700.000 viviendas y en 2018 se iniciarán unas 100.000. Se necesitan dos trabajadores de media por vivienda construida por lo que eso supone que el sector de construcción de viviendas y sus sectores auxiliares darán empleos a 1,2 millones de trabajadores menos que en 2007. Eso significa que excluyendo ese sector la economía ya ha recuperado los niveles de empleo previos a la crisis, aunque la composición es diferente con mayor peso del turismo y de los sectores exportadores.
“El gobierno aumentó el salario mínimo más del 10% desde 2017 y el petróleo ha provocado un aumento de la inflación. Pero el salario medio crece por debajo del 1%”
Pero donde seguimos lejos de la normalización es en la dinámica de salarios. El gobierno aumentó el salario mínimo más del 10% desde 2017 y el petróleo ha provocado un aumento de la inflación. Pero el salario medio crece por debajo del 1%. Hay dos tipos de empresas: en las que los beneficios crecen y en las que no crecen. Y entre las que los beneficios crecen: las que reparten parte de esos beneficios con sus trabajadores y las que siguen aprovechándose de la reforma laboral del PP de 2012 y mantienen la precariedad de buena parte de sus trabajadores. Es evidente que algo no funciona bien en nuestro mercado de trabajo. Como ha dicho el nuevo equipo del ministerio de Trabajo, España necesita un nuevo marco de relaciones laborales. Que garantice la suficiente flexibilidad para que las empresas españolas desarrollen proyectos de inversión rentables en la era de la tecnología global y que los trabajadores tengan salarios dignos.
Pero, como explico en mi nuevo libro De la Indignación a la Esperanza, España necesita que más empresas entren en dinámicas de innovación e internacionalización para poder crecer y crear empleos de calidad. Las encuestas de salarios nos dicen que los trabajadores de una empresa de más de 50 trabajadores cobran el doble que los que trabajan en pymes. Para ganar tamaño con beneficios las empresas deben pensar en global. Pero el nivel de competencia es mucho mayor que hace veinte años y hay nuevas tecnologías que obligan a las empresas a adaptarse.
“España necesita que más empresas entren en dinámicas de innovación e internacionalización para poder crecer y crear empleos de calidad”
Este es el gran reto de la próxima década en la que los trabajadores y los empresarios nos jugamos nuestro futuro. Por eso es tan importante recuperar la negociación colectiva mirando al futuro con esperanza. Como nos enseñó el poeta “Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.